sábado, 22 de julio de 2017

El inmenso robot y el insignificante humano

Fuente de la imagen: rvs
Hace casi dos años, en el texto “Aprendiendo a programar[1], te escribía sobre Scratch, que además de lenguaje de programación es una comunidad en línea promovida por el Grupo Lifelong Kindergarten, del Laboratorio de Medios del Massachusetts Institute of Technology (MIT), que se ofrece para ayudar a los jóvenes a aprender a pensar creativamente, razonar sistemáticamente y trabajar colaborativamente. Se lo comenté al peque y se apuntó a la comunidad del MIT, realizando algunas prácticas, que también te trasladé en ¿Un gato que baila?[2].

Y en este mes ha participado en un curso sobre robótica, impartido por el ingeniero Manuel en Yoitec, interesante proyecto pedagógico, fruto de años de reflexión acerca de “las causas por las que la vocación técnica y científica en nuestros jóvenes se ha visto tan mermada, paradójicamente, en este momento en el que la tecnología está presente en todos los aspectos de nuestra vida personal, profesional y empresarial”. En la actividad formativa, el querubín ha construido robots, aprendiendo a programarlos para que esos artilugios interaccionen con el entorno, utilizando lenguajes de programación intuitivos de última generación, similares a Scratch.

Te cuento lo anterior porque, como colofón a esa actividad robótica extraescolar y veraniega desarrollada en julio, la tarde de ayer la pasamos en el Parque de las Ciencias de Andalucía, ubicado en Granada (España), visitando la exposición temporal “Robots. Los humanos y las máquinas”. Te dejo una foto en el encabezado, con un inmenso robot y un insignificante humano. La muestra es una coproducción internacional entre el Museo federal de la Industria y el Trabajo de Alemania (DASA) y el Parque de las Ciencias, que aborda un tema de enorme calado y actualidad con grandes implicaciones en campos que van desde la vida cotidiana a la economía mundial, la industria, la investigación, el transporte o la salud.

Casi un centenar de objetos, piezas históricas y robots narran la historia de la relación hombre-máquina desde las herramientas de la Edad de Piedra hasta los implantes artificiales que en la actualidad sustituyen a órganos humanos como el corazón, o los cambios radicales que implica la industria robotizada. La muestra cuenta con la colaboración de más de 60 museos y entidades diversas, y el patrocinio de la Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología. En resumen, si te gusta la robótica, puedes y te apetece, no dejes de visitar la exposición, que estará abierta al público hasta el ocho de enero de 2018.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Aprendiendo a programar. 2015. Sitio visitado el 22/07/2017.
[2] Velasco Carretero, Manuel. ¿Un gato que baila?. 2016. Sitio visitado el 22/07/2017.