viernes, 19 de agosto de 2016

Más vale tarde...

Fuente de la imagen: rvs/2016
Está la ciudad donde habito un tanto revolucionada por las fiestas, con motivo de la Feria de Agosto. A pesar de la crisis que desde hace años nos ahoga, hasta cierto punto es comprensible la insurrección salerosa y chispeante que nos envuelve, puesto que, además de la justificación propia de la festividad, se encuentra la triste realidad de mi ámbito territorial de actuación, donde la única “industria” que tira del pertrechado carro económico es el turismo y las economías de escala que genera, por lo que, de alguna forma, la feria ayuda a la promoción de la zona. Los actuales precios del sector turístico malagueño se encuentran soportados en un brutal ajuste en los gastos de personal y, en menor medida, en los reducidos márgenes de algunos de los empresarios[1], y ¡cómo no! a costa de la, también, bajada de tarifas de los proveedores de productos y servicios, unido a las desgracias de otras zonas del globo terráqueo, tradicionalmente turísticas. 

Todo ello propicia un año más una avalancha de respetados turistas que inundan las playas de la Costa del Sol. Esa es la realidad, por muchos partos mentales de la política de tres al cuarto que padecemos y que pretende apropiarse de esa relativa "buena nueva" que supone el alud turístico, a lo "pokémon go". Por otro lado, ya he escrito en el blog sobre este evento local. Textos como “Feria de Málaga”, “Sinceras y profundas”, “Por ellos”, “Disciplinas de valor” o “La fuerza de la ciudadanía[2] son buena prueba de ello, por lo que no voy a ser pesado en el tema[3]. En el crepúsculo matutino de este viernes estival y penando por el desorden alimenticio en estos días de feria, sí me apetece escribirte acerca de los desajustes en la alimentación y de las repercusiones que estos desacoples en la dieta apalean mi organismo.

Y es que este año me siento mejor físicamente, tal vez porque se han abreviado los viajes al exterior de “mi zona física de confort”[4] y debido a la reordenación de los hábitos alimenticios durante la semana. El problema radicaba en que esas mal planificadas y desordenadas comidas en las estaciones de trenes o en los aeropuertos, perjudicaban seriamente al cuerpo serrano que me ha dado la Naturaleza. Realmente, esos diez o quince días de viaje al mes deterioraban seriamente mi aspecto físico, es decir, la masa corporal, junto a la tensión arterial así como la psicomotricidad. De un tiempo a esta parte, sacrifico "economía" por "salud" y créeme que compensa, puesto que actividad profesional, si se confía en uno mismo, motivante o menos motivante, interesante o tediosa, siempre se tendrá, pero con la salud no se juega. 

Claro, para llegar a esa reflexión han tenido que pasar unas décadas, si bien, recurriendo al refranero, “más vale tarde…” Termino reflexionando acerca de la importancia de las divisiones de recursos humanos (gestión de personas) de las empresas, por un lado en la concienciación en practicar buenos hábitos alimenticios cuando se viaja y, por otro, en la compensación adecuada de los gastos de viajes relacionados con la alimentación y el ejercicio físico. A continuación te dejo el vídeo, subido a Youtube por Máster de Emprendedores, sobre una ponencia impartida por Ana Moreno, acerca de la alimentación saludable para emprendedores (El dibujo estilo manga que acompaña al post, lo ha realizado el querubín - Gracias - a partir de una imagen de mi niñez).
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[1] Los decentes, que los hay y no de los touroperadores y otros intermediarios, que siguen ganando dinero "a espuertas".
[2] Velasco Carretero, Manuel. Feria de Málaga (2009), Sinceras y profundas (2010), Por ellos (2011), Disciplinas de valor (2014), La fuerza de la ciudadanía (2013). Sitios visitados el 19/08/2016.
[3] Basta ir a la feria y vivirla.
[4] Que es la provincia de Málaga.