domingo, 8 de noviembre de 2015

Marmita emocional

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Si eres seguidor de este sitio, de la lectura del título no extraigas conclusiones precipitadas. No pretendo darte gato por liebre o traicionar tu fidelidad. Confieso que ya he tratado este tema en más de una ocasión pero, a riesgo de caer en la pesadez, esta mañana me apetece escribir sobre este plato y aunque donde hay capitán (tú) no manda marinero (yo), como es fin de semana me permitiré esa licencia. Tampoco pretendo imitar a Koldo y sus recetas (ver “Marmitako de bonito[1]), porque no le llego ni a la altura de los tobillos.

Y es que ayer me di el gusto de preparar a la familia una marmita con bonito que previamente "ojeé" y adquirí en el mercado central, con una relación calidad/precio de escándalo, diría. Terminando la temporada del bonito del norte, recordé los buenos tarros en aceite que de este atún blanco los extintos y siempre entrañables Juli y Miguel me regalaban por estas fechas (¡Va por vosotros, estéis donde estéis!). Así que me puse a la faena, sustituyendo la cebolla por puerro y aplicando un generoso chorro de vino blanco de Mollina (No utilicé picante porque había peques invitados).

Te dejo una instantánea. Doy fe que a los comensales les gustó. Hay varios trucos que aprendí en mi estancia en el País Vasco (ver “La Tregua[2]), como el de realizar un caldo previo con las partes que no voy a utilizar (espina, piel…) o el de echar las patatas en trozos no muy grandes y desgajados. Te dejo, un vídeo, subido a Youtube por verycocinar, con una sencilla receta de marmitako. ¡Qué aproveche! Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
___________________________
[1] Velasco carretero, Manuel. Marmitako de bonito. 2006. Sitio visitado el 08/11/2015.
[2] Velasco carretero, Manuel. La Tregua. 2006. Sitio visitado el 08/11/2015.