viernes, 16 de noviembre de 2007

El caos es brutal

En esta semana han contactado varios ex-alumnos, para que les diera mi opinión acerca de un curso sobre el Nuevo Plan General de Contabilidad (PGC), que organiza una corporación local. Les he remitido al post Pagar la novatada y he incidido en la necesidad de "práctica, práctica y práctica" de verdad, por mucho manual que entreguen. También es importante concertar una entrevista con el monitor, docente o tutor, para percibir su cualificación profesional y preparación en la materia a impartir, porque hay mucho fantasma por ahí que piensa que con asistir a uno o dos seminarios y leerse los borradores ya es suficiente (por no hablar de algunos profesores de universidad, incluidos). Le decía ayer a un alto ejecutivo, que mientras leía en el autobús un artículo sobre el PGC (ver post ¿Qué plan elegir?), me daba cuenta que conforme profundizo más, sé menos, por la cantidad de conocimiento nuevo que hay que asimilar o adaptar y, claro, uno no es un empollón en el sentido de retener toda la normativa en la cabeza.

El debate acerca de la reforma contable se trata a diario en muchos foros técnicos y en los medios de comunicación. Las firmas auditoras, institutos de censores, distintas asociaciones, corporaciones de derecho público, etc., organizan desde hace meses jornadas, conferencias y seminarios en los que las conclusiones son casi siempre las mismas y que se resumen con mucha inseguridad y precipitación. Antesdeayer fue el turno de KPMG (firma de auditoría con la que vamos a contar el 26 de noviembre para un seminario organizado por el grupo empresarial donde colaboro), que analizó el impacto y alcance de la nueva norma contable, para la que la mayoría de las empresas españolas, como indica el reciente estudio presentado por la firma, aún no están preparadas (leído en la pág. 27 de Negocios de 15/11/07).

Lo de que las empresas no están preparadas es un dato preocupante, más cuando el nuevo Plan General de Contabilidad entrará en vigor el 1 de enero de 2008 y que supone en la práctica un cambio en los principios contables con implicaciones fiscales y mercantiles y que afecta a la gran mayoría de empresas en España con obligaciones de elaboración de información financiera. Además, esta reforma que pretendía la convergencia de las normas contables españolas con las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), parece no haber conseguido su objetivo por los cientos de diferencias existentes. Pero más preocupante es que los “formadores y especialistas en reforma y transición contable” no estemos debidamente preparados para explicar y transmitir los nuevos conocimientos y, claro, el caos es brutal (imagen del MEC).