jueves, 31 de enero de 2013

Porciones esenciales

Fuente del gráfico: elaboración propia
Ayer, me preguntó Emilia cómo me las arreglaba para llevar adelante tantos, según ella, frentes laborales, profesionales, institucionales y empresariales. Después de espetarle los consabidos y sentidos refranes: “Mucho ruido y pocas nueces” y “El maestro Liendre, que de todo sabe y de nada entiende”, le trasladé que no son tantos como parecen y que el quid se encuentra en programar adecuadamente la agenda diaria, semanal, mensual, anual y bianual, con horizonte a cinco años, y disfrutar o laborar en equipos de personas comprometidas con el proyecto en el que participan. Reconozco que ya me gustaría centrar toda mi capacidad en uno o dos proyectos, pero es lo que toca en este convulso mundo. Establezco una prioridad, un propósito estrella durante un tiempo y un espacio. Los demás, en más o menos medida, van moviéndose como satélites. 

Hay frentes que te generan el sustento económico hoy y existen retos que previsiblemente pueden garantizarte el sostén en el mañana, ya sea a medio o largo plazo. Digamos que el día de lunes a viernes, desde hace unas décadas, procuro dividirlo en cinco intervalos o porciones del quesito redondo: 1/3, el 33% del día, al trabajo que te garantiza el pan hoy y, si lo haces bien, relaciones y, en definitiva, currículo para mañana. Un 16% en proyectos que te cubren hoy costes directos y que te pueden generar excedentes el día de mañana. Misma proporción, 16%, en aquellas propuestas de trabajo, emprendimientos, colaboraciones altruistas, etc. que no te dejan un euro en el hoy pero que pueden pasar en un futuro a alguna de los dos partes anteriores. Luego está ese 10% diario y 100% fin de semana a mis temas personales, si bien todas las porciones se encuentran inundadas por el flujo emocional personal. 

Finalmente, ese 25% diario y 30% de fin de semana en la periódica visita a Morfeo. Son datos medios ¿De acuerdo? Dependiendo del periodo, la opción primera puede tener más peso que las otras y viceversa en otros espacios temporales. Lo que sí tengo claro es que al tiempo que te centras al 100% en tu o tus proyectos estrella, tienes que dedicar tiempo a la generación de expectativas de futuro, ya sea si trabajas en una empresa o institución como si estás freelance y, por supuesto, tiempo a lo personal, ya sea la familia, el deporte o escribirte en este medio. ¡Ah! Se me olvidaba: todo ello aderezado con dosis de ilusión, felicidad y sentimiento con lo que haces y el valor que aportas a tal o cual frente de trabajo. Fuente del gráfico: elaboración propia.