martes, 28 de junio de 2011

Con el culo al aire

Si eres un sufrido lector de este blog, sabrás de mi experiencia en auditoría interna y en trabajos de revisión externa. En los últimos años, he colaborado y dirigido proyectos de asistencia técnica en verificación de subvenciones de formación para el empleo, ETCOTE (escuelas taller, casas de oficios y talleres de empleos) y proyectos europeos. para más información, visita el sitio Formación para el Empleo. Si el auditor o auditora quiere realizar decentemente el trabajo, con calidad, lo cual es de cajón, algunas personas se preguntan si merece la pena la profesión de auditoría externa. Todo son responsabilidades y problemas y ninguna satisfacción, ni tan siquiera en los honorarios o aranceles que la propia competencia desleal los mengua aceleradamente. Esa es la pregunta y la conclusión que saqué ayer por la tarde, al salir de una mesa redonda sobre las nuevas normas técnicas de auditoría en España.

El ponente, Eladio Acevedo Heranz, miembro de la Comisión Nacional de Auditoría del Consejo Superior de Colegios de Titulados Mercantiles y Empresariales de España, así como de las Subcomisiones de Formación, Control de Calidad y Nuevas Tecnologías y vocal de la Junta de Gobierno del ICOTME, parlamentó durante más de tres horas sobre las normas técnicas de los informes y de la información comparativa, así como otros interesantes comentarios sobre trabajos de verificación externa. Todo es importante, desde la firma del contrato hasta la entrega personal del informe, pasando por la elaboración de los papeles de trabajo por un equipo de confianza, la verificación de los documentos, la carta de manifestaciones o cada uno de los párrafos del texto definitivo.

Para colmo, en esta crisis que nos ha tocado vivir, el auditor o auditora decente es el malo o la mala de la película y su actividad profesional casi nunca se reconoce por su cliente y casi siempre es por imperativo legal. Si realiza un informe sin salvedades, su trabajo pasa desapercibido o, en todo caso, se le dice que para eso se le paga. Si, por el contrario, pone pegas, todas las críticas van a su tejado, nadie lo defiende, ni tan siquiera el equipo y se queda con el culo al aire a las primeras de cambio. Para colmo, la espada de Damocles de los controles de calidad se hermana con la de la responsabilidad y ambas penden de un hilo durante años en su azotea. Te dejo una foto que me hicieron con Eladio. En síntesis, una tarde bien aprovechada.