sábado, 29 de noviembre de 2008

Vacío

Fuente de la imagen: EliasSch en pixabay
Esta semana he estado recibiendo llamadas telefónicas de personas que conocí y con las que me relacioné hace años, preguntándome “cómo estaba” (Gracias) y comentándome que me habían echado de menos en tal evento. En broma o en serio, algunas me han hablado que durante más de una década se me ha hecho el vacío, ignorado, indiferenciado y hasta mobbing institucional. No creo que sea así. Pasa que mi aportación fue una gota de agua en la inmensidad de la organización. Pasa que cuando se termina una relación, luego llega el día después y los nuevos representantes y nuevos técnicos tienen que seguir caminando en la vorágine institucional. He pensado que probablemente existan organizaciones en las que, una vez que se va el político de turno, el técnico de turno o el ejecutivo de turno, consciente o inconscientemente se ignore el decente trabajo realizado por el equipo anterior. La vida misma ¿verdad? El caso es que si se ignora, se menosprecia, es porque pueda existir algún tipo de resentimiento, envidia, etc. Al ignorar a una persona le estás creando un vacío. Si hay personas que sienten celos o envidia por tu trabajo o el camino que has transitado, creo que no te salvarás de esa situación. Por otro lado, si has intentado hacer bien la tarea que te encomendaron, seguro que no le habrás caído bien a algún sector o grupo con intereses distintos al proyecto en el que colaboraste.

Tampoco hay que pensar mal sobre el término “ignorar”. Puede darse el caso que tú también lo practiques. En el blog Literatura, Cultura y Política, dice Francisco José, post Saber ignorar…, “… pero me apetece ignorar a una determinada persona... quizá sea porque se lo merece; quizá sea porque soy injusto, no lo sé, pero hay que saber teñir un tupido velo de silencio entre otras personas y tú. No todo el mundo te aporta algo positivo en la vida y no por rechazarlo eres injusto”. Lo que me ha hecho gracia, es que me suelten que no quiero contemplar mobbing a la aportación realizada en mis años de colaboración. Esas circunvalaciones cerebrales se me escapan, pero me han recordado un artículo que leí hace unos años en El País, escrito por Fernando Trias de Bes y Alex Rovira, y que, por suerte, he localizado hoy a la primera: “Reconocer el ‘mobbing”. Pienso que mobbing va en la argumentación de Fernando y Alex, hacia las personas, y no hacia el reconocimiento de los trabajos realizados. Si eso fuera así, podríamos escribir mobbing sobre los vacíos existenciales que regímenes políticos han hecho sobre sus predecesores, tapando obras y gestiones decentes y magnificando errores y meteduras de patas ¿No?

¡Uf! Ahora, al terminar de releer el artículo, vuelvo a dudar, ya que, según los autores, el mobbing tiene una característica similar: “hacer el vacío” y su objetivo fundamental es el aislamiento del asediado, por lo que si el objetivo es un ex-directivo, ex–político, ex–representante o ex–técnico, estamos en las mismas circunstancias ¿No? ¡Qué lío mental! Finalmente, también me he acordado de una frase que decía hace tiempo una persona “Tener una boca prestada” (ver post Sabe bien y no cuesta nada), una boca que estuviera en aquellos foros donde se habla o no se habla, según el caso, de profesionales, políticos, empresarios, representantes, técnicos… que por una u otra razón ya no están en la empresa o en el proyecto, ni se encuentran presentes. Boca prestada que actuara de memoria histórica de la labor realizada ¿Mucho pedir? A veces, callamos, otorgando con nuestro silencio validez a la estrategia de desinformación y abonando ese vacío institucional liderado por otros (imagen de artilugio para hacer el vacío atmosférico; fuente: Wikimedia Commons). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: EliasSch en pixabay.