sábado, 6 de octubre de 2007

De tendencia, nada

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
El jueves pasado, en el marco del SIMED (ver post La calidad de los ingredientes[1]), me decía un alto directivo de un grupo empresarial, que se acordaba todavía de mi labor como auditor interno (ver post Ni seguratas ni chivatos ni detectives[2]) y que estaba pensando en incorporar esa figura a su organigrama. Conocí a José a principios de la década de los noventa del siglo pasado, cuando auditaba la organización en la que yo ejercía de director de auditoría interna y entre platos de jamón y botella de Barbadillo al final del trabajo. Por su idea, parece que está José en la onda. El auditor interno se configura como el nuevo gestor de riesgos de la empresa[3].

Por lo visto, la función de estos profesionales, unida a la del director financiero, “puede ir más allá del ámbito del cumplimiento y ayudar a que la organización optimice su rendimiento general”. Con todos mis respetos[4], de novedad o tendencia, nada. Es el objetivo de siempre de ese puesto. Sugiero que se lean detenidamente cuál es la misión y cuáles son las funciones del profesional de la auditoría interna y luego, si les parece, hablamos de si existen signos que presagian nuevos escenarios para el/la auditor/a interno/a o, por el contrario, la esencia no ha cambiado. Fuente de la imagen: sxc.hu mvc.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. La calidad de los ingredientes. 2007. Sitio visitado el 06/10/2007.
[2] Velasco Carretero, Manuel. Ni seguratas ni chivatos ni detectives. 2006. Sitio visitado el 06/10/2007.
[3] Leído en la pág. 40 de Expansión de 5/10/07.
[4] A ese medio de comunicación, a la redactora del artículo, Victoria Martínez, y a KPMG que genera la noticia.